M. J. Schultz, La estrategia misionera en la Primera carta de Pedro. Edificar una “casa espiritual “por medio de la buena conducta (Monografías bíblicas 81), Estella, Verbo Divino 2022, 348 pp., ISBN, 978-8490737866.

La recepción de las llamadas Cartas Católicas en la vida de la Iglesia, ha estado marcada por la diversidad de lecturas mediante las cuales se las ha abordado a lo largo de la historia. La teología, en tanto reflexión hecha desde la comunidad que recibe la revelación por la fe (auditus fidei), no ha sido ajena a la pluralidad en esos procesos. Más aun, podríamos arriesgarnos a pensar que en algunas ocasiones ha sido la mirada desde la dogmática o la moral la que determinaba la lectura de estos textos. Recordemos, por ejemplo, como la expresión on genēsthē theìas koinōnoì fyseōs, espigada de 2 Pe 1,4 sustentó el desarrollo de la teología de la gracia y marcó a la primera mística cristiana. O el peso que se le dieron en las disputas teológicas del siglo xvi a las afirmaciones de la carta de Santiago sobre la fe y las obras. Es verdad que la Primera carta de Pedro tuvo lecturas menos fragmentadas, tal vez porque ofrece una teología muy imbricada con la parénesis, aunque también en ella la reflexión teológica abordó parágrafos muy puntuales (como 1 Pe 2,9 o 2,21-24 por ejemplo) sin considerarlos en su contexto general.

La aparición de los métodos histórico-críticos llevó a apreciar a los textos en su integridad y a prestar mayor atención al contexto en el cual fueron escritos. En el caso de las Cartas Católicas, se observó cómo sus diversos autores buscaban dar respuestas a las problemáticas, inquietudes y necesidades de la segunda generación cristiana. Poniendo la mirada en la interacción reciproca de los textos con el entorno humano donde se producen y se los lee, se hicieron aproximaciones desde las ciencias sociales y que han sido muy provechosas para la interpretación. El trabajo de María José Schultz busca precisamente ofrecer un enfoque novedoso de la teología de la Primera carta de Pedro desde la perspectiva de los estudios y aproximaciones socioculturales.

En un primer momento la A. presenta la intención de su trabajo y cuál es la novedad que puede aportar la metodología que utilizará. Con un gran conocimiento de la historia de la interpretación, destaca como las aproximaciones contemporáneas realizadas desde los estudios socio históricos, han puesto la mirada especialmente en la situación de la comunidad. En este sentido las investigaciones de J. Elliot y D. Balch sobre la conducta cristiana de la comunidad habrían polarizado las interpretaciones. Según Elliot el autor de 1 Pe piensa la conducta como un modo de ser contracultural y de resistencia, Balch en cambio entiende que la misma es una manera en que los cristianos pueden integrarse y ser aceptados en su diferencia dentro del sistema social. En su trabajo la A. quiere proponer una mirada superadora de esta aporía buscando determinar la estrategia que desarrolla el autor en la Primera Pedro y la expectativa que tiene la conducta creyente y su poder transformador de en los ambientes en que vive cotidianamente.

En el c.1, la A. presenta las herramientas metodológicas que considera adecuadas para responder a las cuestiones que se ha planteado abordar. Estas se enmarcan en la teoría de la producción de los espacios creado por Henry Lefebvre, y el desarrollo de la misma con la teoría del tercer espacio de Edward Soja. En primer lugar, presentará el enfoque de la llamada geografía humana, la cual entiende el espacio físico en tanto atravesado por las actividades humanas y consecuentemente es capaz de decir algo sobre aquellos que habitan en él. Este enfoque particular es el que va a precisar Henri Lefebvre estudiando el espacio como un producto social, resultado de acciones sociales y que a la vez tiene la capacidad de intervenir por sí mismo en su producción. No es solo un “escenario” para las relaciones humanas sino un productor y cualificador de dichas relaciones. Por otra parte, los espacios se viven según como son percibidos en función de las necesidades, representaciones simbólicas y los sistemas de pensamiento de sus habitantes.

La A. considera importante para su investigación la propuesta de H. Lefebvre que piensa que el espacio se puede pensar de tres maneras. La primera, la del espacio percibido cuyo análisis está todavía en el ámbito de la geografía física; aquí se estudian no solo los rasgos del entorno sino que se observa como este interactúa e influye con los diversos procesos humanos, produciendo y reproduciendo patrones de un estilo de vida determinado.

El segundo espacio es el ámbito de representación del espacio, un espacio que reúne representaciones simbólicas, discursos, pensamiento que son el resultado de lo que el individuo reproduce y genera en él. Es en este espacio es donde suelen registrarse las formas de apropiación de los que lo dominan, dado que el poder de alguna manera “organiza el espacio”.

El tercer espacio es el espacio plenamente vivido, es decir el espacio tal como es experimentado por sus habitantes desde una particular combinación simbólica y discursiva. Los que lo viven no solo se apropian de él, sino que pueden cambiarlo ajustándolo a los significados que le dan. Es en este espacio donde se hacen presentes y operativas otras visiones divergentes de las hegemónicas. Por eso esto posible preguntarse si la estrategia del autor de 1 Pe apunta a que la conducta del creyente en medio hostil provoque una transformación que vaya generando ese tercer espacio.

En el cap. 2, la A. va a tratar de determinar la situación socio histórica de los destinatarios de la carta. Para esto estudiara la configuración geográfica y social de las provincias romanas que figuran en el saludo de la carta como destinatarias de la exhortación (1 Pe 1,1). En su análisis se va a ocupar no solo del territorio general, un territorio muy amplio, sino de cada provincia en particular. Viendo la situación geográfica y el estatuto de cada una en el imperio se hace visible la gran heterogeneidad de las provincias entre sí. Además de la configuración geográfica y política, analizará los elementos que son configuradores en la representación del espacio en que habitan los destinatarios (organización social, instituciones religiosas y sociales, proceso de helenización y romanización, etc.). Es decir que no solo pretende dar una descripción social sino sobre todo indagar y determinar cuáles son aquellos supuestos, imperativos y códigos culturales que moldean a los habitantes y así poder pensar cuáles sería el lugar que ocupan en ese espacio los creyentes que del paganismo han pasado a la fe cristiana. De esta manera la A. consigue escenificar el primer espacio, pero sobre todo encuentra los elementos para determinar cuál es el segundo espacio que se ha configurado y en el cual se desarrolla la vida de los destinatarios.

El c. 3, ahonda sobre esta situación específica de los destinatarios de la carta, teniendo muy en cuenta lo estudiado anteriormente: la extensión del territorio donde están los destinatarios, su diversidad étnica y social, la influencia dispar de la romanización y helenización en cada una y los rasgos que se imponen desde el primer y segundo espacio establecidos.

En primer lugar, aborda los temas del autor, procedencia de la carta y fecha de composición. Luego presentará una valiosa hipótesis de cómo se difundió el cristianismo en la península de Anatolia y como se fue configurando la posible composición de las comunidades. La A. buscará en el texto los elementos que ayuden a especificar cual es el momento que están viviendo los destinatarios, las diversas situaciones como habitantes del imperio y las diversas realidades sociales que coexisten dentro de las comunidades. Finalmente va a abordar la situación de sufrimiento en que viven los destinatarios, tópico ineludible en todo estudio sobre la 1 Pe. Señala la A. que hay diferencias y matices a tener en cuenta debido a la diversidad de las comunidades cristianas a los que se dirige la carta, pero desde el discurso del autor de 1 Pe puede advertirse en general una situación de distanciamiento social, extrañeza e incluso hostilidad por parte del entorno hacia los creyentes.

Una vez establecido este marco de la situación la A. ahonda en el tema que le interesa: la estrategia en el discurso del autor de 1 Pe y la visión teológica que ofrece a sus destinatarios. En este apartado el trabajo se centrará más en el texto mismo, pero sin dejar de lado su heurística especifica y la referencia a la teoría de los espacios. En primer lugar, determinará una estructura según los indicadores literarios del texto y otra según el desarrollo del contenido teológico, concluyendo que la organización del discurso y de las ideas permiten ir esbozando ya cuales serían los objetivos y estrategia del autor en su carta. Con su discurso del autor busca homogeneizar la comprensión de que es lo que se entiende por ser cristiano, en comunidades que viven dispersas en una amplia zona geográfica. Además, quiere indicar como han de vivir conforme a esa identidad en todos sus ámbitos vitales, abriendo con su conducta la posibilidad de transformar los mismos. Para ahondar en los rasgos del ser cristiano analiza dos perícopas de la primera parte (1,13–2,10) pues en ella encuentra los fundamentos de las exhortaciones de la segunda (2,11–3,12) y tercera parte (3,13–5,11). En las perícopas seleccionadas la A. indaga acerca de la representación que el autor desea transmitir a sus destinatarios (1,14-16), mostrándoles vocación y la dignidad que poseen en tanto cristianos. Las categorías de santidad, llamado y alianza que aparecen numerosas veces en esta sección son determinantes para apuntalar esta identidad. Por otra parte, el análisis de 2,4-10 continúa la reflexión identitaria, pero ayudando a generar en ellos la conciencia de unidad y su ser pueblo. Desde está identidad las comunidades podrán construir un estilo de vida que se apoye en una misma cosmovisión teológica y que establezca su manera de estar en el mundo (segundo espacio). En la segunda parte, más parenética, el autor de 1 Pe ofrecerá sus instrucciones para la conducta creyente tanto en el espacio público como en el doméstico (la vida comunitaria se perfilará en el “discurso a los presbíteros” del capítulo 5 de la carta). Ahora bien, con las herramientas elegidas desde la crítica espacial la A. señala que las instrucciones éticas que se dan a la comunidad buscan influir también en las relaciones que los creyentes establecen en y con la sociedad. Esta observación es lo más novedoso en la investigación de la A., mostrando como la exhortación a esas conductas alberga una intención de carácter misionero, pues hacen visible en el mundo una nueva representación, reflejan un modo distinto de ser y estar en el él y ofrecen de esta manera una opción alternativa a la que impone el sistema hegemónico.

Ciertamente que hay mucha más profundidad y matices en los desarrollos y conclusiones de la A. Aquí solo hemos bosquejado el esquema del trabajo, sus hipótesis y las herramientas que utiliza a fin de indicar algunos elementos valiosos en la obra y su lectura. El trabajo es un buen ejemplo de cómo puede combinarse una aproximación desde las ciencias sociales con las herramientas y metodologías de corte histórico crítico. Este libro se suma a los trabajos que ya hace décadas vienen abordando al grupo de las Cartas Católicas como escritos que tienen mucho que decir al creyente hoy, reconociendo en nuestro tiempo dificultades análogas a las que vivió la segunda generación cristiana. Pero hay que destacar su contribución en el ámbito pastoral pues la novedad y el aporte del libro, ya anunciado desde el título, es ayudar a pensar en la posibilidad de que la conducta cristiana, sólidamente establecida en una identidad teológica, puede llegar a ser transformadora del entorno. En el entorno actual, la opción de como inculturarse (o aculturarse) en un entorno a veces contrario a sus valores no es una cuestión académica, sino que una de las inquietudes atraviesa a las comunidades. Descubrir como el discurso del autor de 1 Pe con su estrategia fundada en la teología cristiana y en clave misionera, puede alentar los cotidianos esfuerzos de los creyentes en la diáspora de hoy.

Es importante destacar como algunas de las líneas de trabajo y conclusiones que la A. ofrece en el libro han sido tratadas en artículos de Revista Bíblica: M. J. Schultz, “Los destinatarios de la Primera Carta de Pedro en la sociedad greco-romana del siglo i”, RevBíb 79 (2017), 127-153 y “Teología y estrategia en la Primera Carta de Pedro”, RevBíb 81 (2019) 363-384.

Leonardo Valoy

Seminario Mayor de Tucumán

leonardovaloy@gmail.com